“Ciudadano” Khan, primer alcalde musulmán de Londres, ¿y qué?

“Ciudadano” Khan, primer alcalde musulmán de Londres, ¿y qué?


Sadiq Khan fue elegido alcalde de Londres el día 5 de mayo de 2016. Enseguida todos los medios repetían el mismo mantra: “Sadiq Khan, primer alcalde musulmán de Londres”; “Sadiq Khan, el primer alcalde musulmán de una gran ciudad europea”; “Ciudadano Khan”, etc.

¿Y qué?

Sasiq Khan en London Jewish Forum

Además, Sadiq Khan (aspirante laborista) competía con Frank Zacharias Robin “Zac” Goldsmith (aspirante conservador), heredero de una dinastía de banqueros judíos, quien, junto al primer ministro David Cameron, se empeñaron por todos los medios en vincularle con el extremismo islámico durante la campaña electoral, “usando el miedo para dividir y enfrentar a los grupos étnicos y religiosos”.

Sadiq Khan fue presentado como hijo de una costurera y de un conductor de autobús de origen pakistaní, quien a muchas duras penas llegó a licenciarse en Derecho, teniendo como aficiones el Liverpool C. F., el boxeo y el cricket; casado con Saadiya Ahmed, también abogada, con quien tiene dos hijas.

Su salto a la alta política lo dio con Gordon Brown, convirtiéndose en el “primer musulmán” en formar parte de un Consejo de Gobierno británico, en calidad de secretario de Estado para las Comunidades Locales, y posteriormente secretario de Estado de Transporte, desde donde fue escalando posiciones hasta convertirse en el “ministro a la sombra” de Justicia, cuando Ed Miliband (de origen judío) era el líder del Partido Laborista.

Sadiq Khan se define a sí mismo como “musulmán moderado”, distanciándose así de un pasado ambiguo, en el que se codeó con lo que ahora llaman “radicales islámicos”. Aunque practicante, no luce barba y su esposa no viste velo, detalles que también recalcan los medios.

Pero, ¿qué es un “musulmán moderado”? Según algunos, aquellos que rechazan el wahabismo, que no declaran descreídos a otros musulmanes por mantener diferencias de opinión, que no declaran a los seguidores de otras religiones, especialmente judíos y cristianos, como infieles, que no rechazan aliarse con gobiernos no musulmanes, e incluso, aquellos que garantizan que los intereses de EEUU, Europa e Israel no estén en juego. En definitiva, un “musulmán moderado” parece ser –según estas opiniones, hoy por hoy, generalizadas– alguien que no quiere vivir según lo que es y ha sido siempre un musulmán: alguien que intenta siempre mantenerse en una posición intermedia, tratando de conservar un equilibrio a través de su esfuerzo. No en vano, dice Allah en el Noble Corán: “De este modo hemos hecho de vosotros una comunidad de en medio” (Sura de la Vaca, 2:143). Es decir, una comunidad justa, equilibrada, en el camino del medio. Así pues, “los que recibieron el Libro [judíos y cristianos] no seguirán la dirección hacia la que miras aunque vayas a ellos con toda clase de signos prodigiosos; ni tú vas a seguir la suya ni ninguno de ellos seguirá la de los otros. Si siguieras sus deseos después del conocimiento que te ha venido, serías de los injustos.” (Sura de la Vaca, 2:145).


Y aún más, Sadiq Khan aclara siempre que tiene ocasión: “No me considero un político musulmán; tampoco soy un portavoz o un líder musulmán (…) Todos tenemos identidades múltiples: soy londinense, soy hijo, soy padre (…) Quiero demostrar que es posible creer en los valores occidentales y en la libertad, y a la vez, ser un musulmán normal y corriente. (…) Vivimos en la ciudad con más diversidad del mundo, pero la gente no se mezcla tanto como debería. Me gustaría potenciar este sentimiento de pertenencia.”

En este orden de ideas, cabe recordar que el concepto “múltiples identidades” es un concepto que la inteligencia judía, al tiempo que fueron adquiriendo una mayor visibilidad con la democratización y el interés por las llamadas “minorías”, la diversidad cultural y su articulación en el marco de la posmodernidad, han hecho extensivo a todo lo largo y ancho del orbe, hasta llegar a ser una de las principales características de nuestra época, con el que se quiere definir la pertenencia del individuo a un paisaje cultural de clase, género, sexualidad, etnicidad y nacionalidad, fragmentado; de que el individuo se ubique en una red de relaciones, donde reina la interdependencia y fragmentación en el cual todos se sienten desenraizados, como lo han sido los judíos a lo largo de su historia, navegando entre culturas.

“Hoy –escribe el judío Bernardo Sorj– tener múltiples identidades es la norma. (…) Lo que antes aparecía como una anomalía, la diáspora, hoy es un fenómeno universal. Ideologías como el discurso de los derechos humanos o el ecologismo e identidades étnicas o de género, desplazaron la centralidad de la identidad nacional en las democracias contemporáneas.” (1).

El objetivo principal del uso del concepto de “múltiples identidades” es dinamitar el concepto de identidad, imponiendo, en su lugar, el de “múltiples identificaciones”, según el cual se pone a disposición del individuo una multitud de máscaras, de papeles diversos, con los que jugar en las distintas situaciones y momentos en los cuales participa. De ahí al trastorno de personalidad múltiple sólo un paso: yo soy otro, siempre somos plurales. El paradigma extremo es el hombre camaleón que el director de cine judío Woody Allen representó en su película “Zelig” (1983), donde el protagonista llama la atención con su capacidad de cambiar de apariencia adaptándose al medio en el que se desenvuelve para ser aceptado.

Sadiq Khan con kippah en fiesta judía de Pesach (8-5-2016)
(Sadiq Khan con kippah en fiesta judía de Pesach, 8-5-2016)

khan-sindaco-di-londra-fabian-society
(Sadiq Khan en fiesta hindú)


Por otra parte, inmersos en esa falsa dialéctica esquemática que es utilizada como mantra en todo el orbe: o Civilización o Barbarie, hasta los mismos musulmanes caen en la trampa sentimental del multiculturalismo, cuestionada con brillante lucidez por Theodore Dalrymple (seudónimo del médico y escritor británico Anthony Daniels) en su magnífico libro “Sentimentalismo tóxico”: “Hay un gran componente sentimental en la idea moderna de multiculturalismo, según la cual todos los aspectos de todas las culturas son mutuamente compatibles y pueden coexistir con la misma facilidad que los restaurantes de diferentes cocinas en el centro de una ciudad cosmopolita, simplemente porque la humanidad está impulsada por, o es susceptible a, expresiones de buena voluntad siempre y en todas partes”. En suma, “el camino hacia el corazón de un partidario del multiculturalismo definitivamente pasa por su estómago”, porque “es indudable que la afluencia de extranjeros procedentes de muchos países diferentes ha mejorado mucho la calidad de la cocina de Gran Bretaña.” (2).

Así pues, es curioso que desde su puesta de largo como alcalde, Sadiq Khan prometió “atacar al antisemitismo allá dondequiera que se presente”, trabajando con todas las organizaciones judías “para reunir a nuestras comunidades y promover el entendimiento”, y como colofón: “voy a ser el alcalde musulmán que defiende los derechos judíos”. No podía ser de otra manera, dado que su equipo de campaña para alcanzar la alcaldía de Londres estaba presidido por la sionista Heidi Alexander, siendo gerente de campaña el también sionista Marcus Roberts (director de la National Anglo-Jewish Heritage Trail, y miembro también, como Sadiq Khan, de la Fabian Society, quien ya había trabajado anteriormente con Al Gore, John Kerry y Barack Obama en sus campañas presidenciales).

Ya antes de ser alcalde de Londres, Sadiq Khan en calidad de ministro de las comunidades en el último gobierno laborista trabajó para fortalecer las relaciones entre las comunidades judías y musulmanas, destacando particularmente su esfuerzo en forjar una fuerte relación con la Nightingale House, un conocido hogar judío de caridad (Jewish Care Home) en el distrito electoral de Tooting, un barrio en el sur de Londres, el barrio de toda su vida, donde él vivió en una de tantas viviendas sociales (“council states”) con ocho hermanos.

Y ya como alcalde manifiestó aún más sus esfuerzos en establecer fuertes relaciones con la comunidad judía británica, visitando sinagogas y yendo a eventos y fiestas judías, incluso durante el Ramadán de 2015, y dando mensajes pro-judíos en los diarios The Guardian y The Evening Standard, así como multitud de mensajes a través de Youtube, indicando –entre otros asuntos– su oposición al boicot, sanción o desinversión que promueven campañas contra Israel.

Sadiq Khan y rabino Ephraim Mirvis (Memorial Holocausto, 8-5-2016)
(Sadiq Khan con rabino Ephraim Mirvis, Memorial Holocausto, 8-5-2016)

No deja de ser significativo que el primer acto al que asistió como alcalde fue Yom HaShoah, un memorial sobre el Holocausto, el domingo 8 de mayo de 2016 después de las elecciones, donde se sentó entre el embajador de Israel y el principal rabino del país, Ephraim Mirvis, donde dijo que “Londres mostrará cero tolerancia hacia el antisemitismo”, desmarcándose así del ala “islamoizquierdista” del Partido Laborista, siempre del lado de Palestina. Un acto que fue visto por el mediático intelectual judío-francés Bernard-Henri Lévy (conocido por ser un perverso moralizador de las guerras, en general, contra el Islam), como una clara muestra de “una clara victoria del Islam iluminado frente al Islam ignorante, reaccionario e intolerante”, celebrando incluso la elección de Khan como “la sumisión no de la democracia ante el Islam, sino del Islam ante la democracia. Esa democracia –la democracia británica- debería estar orgullosa no sólo de haber acogido al Islam sino también de haberlo ayudado a reformarse.” (3).


Por otra parte, Sadiq Khan es miembro del comité ejecutivo de la Fabian Society, habiendo sido su presidente desde 2008 a 2010, y escrito dos folletos fabianos: “Castigo y reforma” (2011), y “Nuestro Londres” (2013).

Sadiq Khan en Fabian Society
(Saiq Khan en Fabian Society)

La Sociedad Fabiana se fundó en 1884 como movimiento socialista británico, cuyo objetivo principal era y es la aplicación del socialismo mediante reformas graduales, dejando a un lado la tradición marxista, y defendiendo el principio de una sociedad sin clases, que conduzca a la síntesis del socialismo (Estado benefactor) y del capitalismo (leyes del mercado), fusión que conduce a implantar una economía globalizada en manos de unos pocos, como preconizaba uno de sus primeros miembros, el conocido escritor Herbert George Wells (o H.G. Wells, autor de las conocidísimas novelas de ciencia ficción “La máquina del tiempo” o “La guerra de los mundos”, entre otras), en su obra titulada “La Conspiración abierta” (“Open Conspiracy”), donde abogaba por un Estado (gobierno) mundial sin clases, capaz de controlar todo.

El nombre de la Sociedad Fabiana está tomado del general romano Quinto Fabio Máximo, apodado “Cunctator” (“el que retrasa”), porque conseguía frenar los ataques del ejército cartaginés de Aníbal buscando desgastarlo dejando pasar el tiempo, yendo despacio, paso a paso, o con técnicas de guerrilla. Defiende el método de un cambio gradual, suave pero implacable. No deja de ser curioso que su logo está compuesto por un lobo con piel de cordero portando una bandera.

La Sociedad Fabiana tuvo parte fundamental en la creación de la London Schools of Economics (LES) en 1895, donde han estudiado a lo largo de su historia multitud de estudiantes que luego han sido dirigentes o han formado parte importante en la vida política o económica de sus países de origen; y, cómo no, en el surgimiento del Partido Laborista británico, fundado en 1906.

Por otra parte, lo que no sabe la mayoría de la gente es que el Partido Laborista del Reino Unido está en manos de un poderoso lobby sionista, que al más mínimo posicionamiento antiisraelí de algún miembro de dicho partido es señalado como “antisemita”, como ha ocurrido con Seamus Milne (director de estrategia y comunicaciones), Ken Livingstone (ex alcalde de Londres), Naz Shah (parlamentaria), John McAuliffe (expulsado del partido por decir una gran verdad: que “el holocausto ha sido la herramienta política más útil del Gobierno sionista de Israel para establecer un chantaje financiero a Occidente, por medio del cual Israel recibe una cantidad ilimitada mientras dure su existencia”),y otros muchos laboristas menos conocidos, suspendiéndolos de militancia y cesándolos de sus cargos, y llegando a acusar incluso al actual líder del partido, Jeremy Corbyn (hasta ahora reconocido defensor de los derechos del pueblo palestino), de dilatarse “en adoptar medidas ante la propagación de ideas antisemitas en el partido”, el cual ante dicha presión anunció enseguida “un plan de lucha contra el antisemitismo y la formación de un comité especial para investigar racismo dentro del partido”.

El músico Gilad Atzmon, músico de jazz y destacado activista antisionista pese a su origen judío, denuncia que el laborismo británico “está dominado por oligarcas sionistas”, llegando a juzgar a Jeremy Corbyn como un “pelele”, “un perro faldero sionista”, porque “se ha rendido incondicionalmente al lobby judío, ha traicionado sistemáticamente cada uno de sus principios básicos declarados” (4), y definiendo incluso al Partido Laborista como “un territorio sionista ocupado.” (5).

Entre los oligarcas sionistas judíos del Reino Unido se encuentran lord Michael Levy, lord Sugar, sir Trevor Chinn, Gerald Ronson, Lady Julia Neuberger, David Abrahams, John Woodcok (diputado y presidente de Laboristas Amigos de Israel), Michael Foster, Stanley Fink, Michael Hintze, etc.

Michael Levy, por ejemplo –según describe Manuel Galiana–, jugó un papel clave “en el giro hacia la derecha del partido Laborista con Tony Blair y en el acercamiento del partido con Israel”. Levy, que era un ex ejecutivo de una compañía de discos, “fue presentado a Blair por Gideon Meir, un diplomático de las Embajada israelí en Londres, y fue después nombrado como el recolector de fondos en jefe de Blair. Fue una figura clara en una red de nuevos donantes laboristas que lograron que Blair consiguiese la independencia financiera de los sindicatos y que crease una camarilla de asesores que le seguirían hasta el 10 de Downing Street.”

Por su parte, “Trevor Chinn era uno de los donantes a los Fondos para la oficina del líder laborista, Blair, un trust del cual Levy era según la prensa el hombre de la bolsa. Si fue debido a la influencia directa de donantes pro israelitas, o simplemente una característica del movimiento más amplio del Partido Laborista hacia la derecha, es difícil de decir, pero en 2001, Jonathan Mendelsohn, bróker del poder, lobbista y anterior presidente de Amigos Laboristas de Israel, comentó: ˝Blair había atacado el anti Israelismo que existía en el Partido laborista. El entorno ha cambiado˝.”

Desde entonces hay una red de hombres de negocios y financieros judíos dominando, no sólo al Partido Laborista, sino toda la política británica, a través de lobbys como el Consejo de Liderazgo Judío (JLC) y el Centro de Investigación y Comunicaciones Gran Bretaña-Israel (BICOM), así como el Consejo Británico de Diputados Judíos y los Amigos Conservadores de Israel (CFI), desde donde se coordinan todas las actividades “contra los boicots de Israel y otras campañas anti sionistas.” (6).

No se olvide que la cúpula del Partido Laborista estuvo liderada anteriormente por Ed Miliband (Edward Samuel Miliband Kozak, de padre belga y madre judía polaca), cuya campaña por el liderazgo del partido en 2010 fue dirigida curiosamente por Sadiq Khan contra su hermano David Miliband. Liderazgo que logró con el apoyo del 50,6 % de los votos, encabezando la oposición parlamentaria al gobierno de David Cameron; puesto en el que estuvo hasta el 8 de mayo de 2015, tras las elecciones generales, en que dimitió tras sus desastrosos resultados.

El nombramiento de Sadiq Khan como alcalde de Londres, por tanto, hace honor al famoso dicho: no hay mejor cuña que la de la misma madera. El simbolismo de un alcalde musulmán llevando las riendas de una ciudad que es un crisol de dinamismo de la tecnología, capacidad financiera y riqueza étnica, enviaba un poderoso mensaje al mundo. Porque la realidad cotidiana del ejercicio de su trabajo como alcalde será recordada poco más que por apoyar la construcción de nuevas viviendas de compra accesible, por haber congelado durante unos años las tarifas del metro y los autobuses, por defender los derechos de los homosexuales (que le valió un fatwa por apostasía del imam de una mezquita de Bradford), y poco más.

Porque Sadiq Khan no sólo se desmarcó incluso de su jefe de filas, Jeremy Corbyn (quien no fue invitado siquiera a la ceremonia inaugural de Sadiq Khan como alcalde en la antigua catedral anglicana de Southwark, al lado del río Támesis, “por no haber tomado una acción más contundente y rápida en el escándalo del antisemitismo”, cuando había sido uno de los dirigentes que lo nominó para suceder a Miliband), sino que contribuye a desmontar la narrativa de los que argumentan que el mundo occidental odia el Islam, ya que millones de votantes han decidido elegir a un musulmán para llevar las riendas de Londres.

“Creo que puede ayudar a ofrecer una narrativa alternativa al radicalismo”, opina Muhammad Abdul Bari, responsable de la ONG Muslim Aid y expresidente de la mezquita del Este de Londres. “Desde los ataques del 7 de julio de 2005, no hay día en que en la prensa no se retrate negativamente a los musulmanes. La elección de Khan dará confianza a los musulmanes para acceder a la vida pública. Indirectamente, puede ayudar a combatir la radicalización, ya que contribuye a que las comunidades musulmanas tengan confianza en que hay un futuro para ellos en este país. Que pueden tener éxito si tienen talento, que la vida pública está ahí también para ellos. Ese mensaje puede contribuir a marginar a las minorías extremistas. Y a la vez, la sociedad verá que los musulmanes no responden al estereotipo con el que a menudo se les retrata. Es un mensaje de Londres a todo el mundo”. (7).

Como era de esperar, Sadiq Khan hizo un potente alegato de la convivencia multicultural en su investidura, rodeado de figuras de diferentes credos religiosos, con el objetivo final de que el Islam sea compatible con los valores liberales occidentales, vendiéndose él mismo como ejemplo claro de ello. No en vano, el Islam es considerado la segunda religión en Reino Unido.

Se trata de implementar lo que ya dijo en su día el apóstata Salman Rushdie: “para derrotar al terrorismo el mundo islámico debe asimilar los principios seculares y humanistas en los que se basa la modernidad”. En definitiva, se ha puesto a un “musulmán moderado” al frente del gobierno de Londres para intentar que los musulmanes del Reino Unido cambien sus actitudes –según refiere Trevor Phillips, ex presidente de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos– hacia cuestiones “tan fundamentales como el matrimonio, las relaciones entre hombres y mujeres, la educación, la libertad de expresión, e incluso la validez de la violencia en defensa de la religión. (…) Durante siglos, hemos logrado absorber gente con antecedentes culturales muy diferentes… Pero la integración de los musulmanes seguramente será la tarea más dura a la que jamás nos hemos enfrentado” (8).

En este orden de ideas, se utiliza hasta el paroxismo la falsa dialéctica de moderados versus fundamentalistas. “En general —escribe con certera rotundidad Kamel Gomez—, se habla de ˝moderados˝ como oposición a ˝fundamentalistas˝, ˝integristas˝, ˝yihadistas˝, ˝extremistas˝ y/o ˝radicales˝. Los últimos, son los que hay que bombardear, asesinar, invadir, en nombre de la ˝democracia˝ y la ˝libertad˝, con la OTAN como gendarme con su ˝responsabilidad de proteger˝. Los primeros, son los que pueden sentarse a negociar, quienes garantizan que los intereses del colonialismo de EEUU, Europa e Israel no estén en juego”. Y por supuesto, “los ˝fundamentalistas˝ son siempre los mismos, los que no aceptan los postulados que tienen que configurar a todo el planeta. Sí, los que quieren un mundo capitalista, occidental, laico (sin religión que moleste), feminista (es decir, hombres y mujeres igualitos para la empresa imperialista), consumista, con coca cola y hamburguesas para todos, te lanzan la invitación primero con armas y luego por ˝contagio˝. ¡Ay de aquellos que digan otra cosa, que piensen, coman y amen desde otra cosmovisión!” (9).

Y como declara el periodista John Carlin: “Sadiq Khan ofrece un ejemplo de alguien que ha superado la prueba. Se ha sumado a la lógica, como dicen sus compatriotas, de que si vives en Roma, haz como los romanos. Sin renunciar a sus orígenes o a su religión, ha asimilado plenamente los valores de la democracia occidental. Su desafío histórico será convencer al alto porcentaje de sus correligionarios que se resisten a ello. Pero el mero hecho de estar donde está ya le dota de fuertes argumentos. Su condición de alcalde contiene un mensaje implícito a aquellos musulmanes en Reino Unido, y en otros países europeos, que viven bajo un autoimpuesto apartheid cultural: salgan de su zona de confort; no tengan miedo; no hace tanto frío afuera.

»El mensaje podría ser especialmente sugerente para aquellos jóvenes musulmanes que se sienten marginados en la sociedad occidental y que, en algunos casos, optan por el terrorismo yihadista para afirmar su frágil autoestima. Solo tienen que ver el ejemplo de Khan, cuyos padres fueron inmigrantes paquistaníes, que se crió en un barrio pobre, en una casa pequeña, en una familia de ocho hermanos. ˝En aquellos tiempos nunca soñé que alguien como yo podría salir elegido alcalde de Londres˝, declaró Khan minutos después de conocerse que había ganado las elecciones.

»Que Khan haya logrado lo no soñado ofrece la esperanza de que el reto pendiente de la integración musulmana en Europa, y la ganancia en paz social que eso conllevaría, se haga un día realidad. Tengamos fe.” (10).

Sadiq Khan lo tiene claro cuando declara: “Quiero demostrar que es posible creer en los valores occidentales y en la libertad y a la vez, ser un musulmán normal y corriente”. El hecho de vivir “en la ciudad con más diversidad del mundo”, pero donde “la gente no se mezcla tanto como debería”, le lleva a confesar su deseo como alcalde de “potenciar este sentimiento de pertenencia.” (11).

Insistimos: no hay mejor cuña que la de la misma madera.

El ejemplo más infame es Barack (Hussein) Obama, presidente de los Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz (2009), con la diferencia que este –al contrario que Sadiq Khan– sólo tiene de islámico el nombre. Pues bien, sólo en el año 2015 Obama autorizó el lanzamiento de alrededor de 24.000 bombas sobre Siria, Iraq, Afganistán, Pakistán, Yemen y Somalia, países de mayoría musulmana.

Yasin Trigo



NOTAS:

(1).- Bernardo Sorj, “Judaísmo para todos”, Centro Edelstein de Investigaciones Sociales, Río de Janeiro, Brasil, 2001, pp. 68-69.

(2).- Theodore Dalrymple, “Sentimentalismo tóxico (Cómo el culto a la emoción pública está corroyendo nuestra sociedad)”, Alianza Editorial, Madrid, 2016, pp. 177-178.


(4).- Gilad Atzmon, “El laborismo británico tiene un problema judío. Está dominado por oligarcas sionistas”, http://www.gilad.co.uk/writings/2016/4/29/labour-has-a-jewish-problem-it-is-dominated-by-zionist-oligarchs; leer en castellano en: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=211937

(5).- Gilad Atzmon, “El Partido Laborista de Corbyn no es un partido, más bien parece un territorio sionista ocupado”, http://www.gilad.co.uk/writings/2016/4/26/corbyns-labour-is-not-a-party-more-like-occupied-territory; leer en castellano en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=211974

(6).- Manuel Galiana Ros, “Colapso Financiero Mundial. Su origen: los lobbies sionistas en Europa y en EEUU”, Ediciones Esparta, pp. 194-197.

(7).- Citado por Pablo Guimón, “La victoria del ˝Yes, we Khan˝”, El País, 15 de mayo de 2016, sección Internacional, pág 8.

(8).- Citado por John Carlin, “La fe del alcalde Khan”, El País, 9 de mayo de 2016. http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/08/actualidad/1462708396_016110.html

(9).- Kamel Gomez, “¿Qué significa ser musulmán ˝moderado˝?”, Rebelión,
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=140207


(11).- “Sadiq Khan: “¿Ser el primer alcalde musulmán de Londres y no sentir miedo es una muestra de osadía?”, fuente: El diario.es, 9-6-2016. Recogido en: http://www.webislam.com/articulos/110467-sadiq_khan_ser_el_primer_alcalde_musulman_de_londres_y_no_sentir_miedo_es_una_mu.html




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