Los vientos del cambio
“Lo bueno que te ocurre
viene de Allah, y lo malo de ti mismo.”
El Corán
(Sura de las Mujeres, 4:79)
¿Cómo distinguir lo que
podemos cambiar para saber en qué podemos mejorar?
Si hay muchas cosas que
no podemos cambiar, ¿no nos queda más que aceptarlas?
¿Cómo contestar estas
preguntas sin caer en lugares comunes o formas convencionales?
Teniendo en cuenta que
la mayoría de las personas se comportan en esta vida como el conejo
persiguiendo la zanahoria, es de resaltar a aquellos que sabiamente, no sólo
saben responder bien a estas preguntas, sino que viven acorde a sus respuestas.
Algunos ejemplos.
Hay quien, a la manera estoica, responde:
“No pretendas que las
cosas devengan como quieres que devengan: debes querer que las cosas devengan
como devienen.”
Epicteto
Por tanto, su afán es
imprimir al devenir el carácter de su ser.
Por otra parte, hay
quien responde con valentía:
“Desde que me cansé de
buscar,
aprendí a encontrar.
Desde que un viento se
me opuso,
navego con todos los
vientos.”
Friedrich Nietzsche
(“Mi felicidad”, en
“Burla, Astucia y Venganza”, preludio en rimas alemanas, 1882, en “Canciones
del Príncipe”)
“Sólo quien sabe hacia
dónde viaja, sabe también cuál es el viento para su viaje” (F. Nietzsche), de
manera que su tarea vital es hacer virtud del arte de aparejar las velas de
acuerdo con el viento.
Por último, hay quien
responde, a la manera sufí:
“Sométete a Salma,
ve a donde ella va,
y sigue los vientos del
destino,
vuélvete hacia donde
ellos se vuelvan”
Shaij Ahmad Zarruq
Porque no queda otra
que someterse a la realidad inexorable, y aceptar el devenir, pero afirmándolo
al mismo tiempo que el libre albedrío.
Porque sólo claudicando
a la realidad inexorable podemos descubrir nuestra propia inmensidad y
realizarla; sólo reconociendo a Allah en todo y viendo en cada cosa la
manifestación de Su absoluta libertad; sólo reconociendo, en definitiva, que
nada es más que aquello que Él quiere, podemos actuar de manera desbordante,
aprendiendo los vientos de cambio, y sabiendo que las cosas son censurables o
elogiables dependiendo de adonde nos conduzcan.
Yasin Trigo